Por Gustavo Urquiza Valdez (Blogger, Escritor Digital y Técnico Capturista de Datos).
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“En el día del bien goza del bien; y en el día de la adversidad considera. Dios hizo tanto lo uno como lo otro, a fin de que el hombre nada halle después de él.” Libro de Eclesiastés, capítulo siete, versículo catorce.
“Porque para mí el vivir es Cristo y el morir es ganancia.”
Pablo de Tarso. Filipenses 1:21
Isaías Urquiza, parralense sindicalista en el ámbito nacional mexicano, dio su paso al Más Allá el día seis de septiembre del año Dos Mil Doce. Escribo este artículo no como su hijo, sino más bien como un escritor de lo más objetivo posible. Sin embargo no garantizo nada.
Su nombre de registro fue el de Isaías Orquiz García. Por haber sido sobrino de los hermanos Francisco Urquiza Arzate y Fructuoso Urquiza Arzate (Algunas veces Arzola en lugar de Arzate), miembros del escuadrón especial de “Dorados” de Francisco Villa, gran parte de la familia tuvo que cambiar por una época el apellido Urquiza por el de Orquiz, para evitar represalias. Era descendiente directo de vascos.
La formación que tuvo fue autodidacta, aunque se dice que los únicos tres años que estuvo en la primaria, obtuvo promedio de diez. El anterior es un dato aportado por amigos de su infancia.
La lucha laboral, su lucha laboral para ser más precisos, la comenzó a finales de los años cincuenta, cuando contaba diecinueve años de edad. Sus lecturas ya contaban con la Biblia, los poemas de Homero, las obras completas de Vicente Lombardo Toledano, “El contrato social”, varios ensayos acerca de la ideología de Ricardo Flores Magón y había caído en sus manos el “Libro Rojo” de Mao Tse Tung.
En aquel tiempo, también, la embajada soviética le mandó las obras de Marx y Engels, para que las leyera clandestinamente, pues se castigaba con prisión vitalicia a quienes poseían esos libros.
Fue cuando se decidió a litigar a favor de los trabajadores. Dueño de una memoria eidética, se aprendió de memoria jurisprudencias enteras. Ganaba litigios en contra de abogados graduados y según me han contado los derrotaba como si estuviera contendiendo con niños de preescolar.
Por su trayectoria, el Instituto Konrad Adenauer, le otorgó una beca para ingresar a un instituto de formación sindical en el Distrito Federal, al que se fue sin decir oxte ni moxte. Al finalizar el ciclo fue uno de los tres candidateados para ir a Alemania y prepararse más en la cuestión de los sindicatos, oportunidad que rechazó sin saberse nunca el motivo.
Aprecio la labor de Don Álvaro Ríos y Don Andrés Martell, y reconozco la amistad que los unió a él durante algún tiempo.
Sin embargo Isaías Urquiza se formó en el sindicalismo al lado de personalidades de talla nacional e internacional a lo largo de la década de los Sesentas, siendo miembro de la liga nacional “Espartaco”, en la que conoció y trató al mismísimo escritor e ideólogo mexicano José Revueltas.
Asimismo, Urquiza García fue uno de los iniciadores del Frente Auténtico del Trabajo, por lo que trató a jurisperitos como los hermanos Trueba y escritores como Carlos Monsiváis, José Natividad Rosales y Marco Antonio Rico Galán, quienes, por cierto le apodaron “El Mao”. Se contactó con sindicalistas europeos, españoles principalmente y también con latinoamericanos.
En Mil Novecientos Sesenta y Nueve se inició en la Masonería. Fue Venerable Maestro dos veces en su Madre Logia “Agustín Barbachano”, en el Oriente de Parral.
Siempre fue fiel al Partido Revolucionario Institucional. En los años Ochentas en Hidalgo del Parral, Chihuahua, contra todo tipo de violencia e incluso recibiendo amenazas de muerte en contra de su familia, es decir, de su esposa (compañera suya durante treinta y cuatro años, la señora María del Rosario Valdez Díaz) y su único hijo, fundó el Sindicato Municipal, un hecho que no tenía precedentes en eses entonces y que fue noticia nacional, saliendo como nota en el periódico “El Excélsior” y otros rotativos de aquellos años.
Fundó varias colonias, como la actual “CNOP” y la “Francisco Villa”.
Como articulista era excelente redactor. Producto de sus intensas lecturas que ya incluían a destacados de la Literatura Latinoamericana y por supuesto su libro preferido después de la Biblia: “Don Quijote de la Mancha”. Se lo sabía de memoria. Lo leyó desde su temprana juventud.
. Es de resaltar un artículo de fondo que escribió acerca de su poeta preferido: Rabindranath Tagore.
Colaboró en muchas publicaciones. Aquí en Parral fue amigo y compañero del periodista Manuel González Ávila y del caricaturista Guadalupe Chávez Portillo (de este último lo han considerado como guía y mentor en la cuestión sindical).
No sé bien a bien cuál era su ideología ni su pensamiento filosófico. Leía y estaba de acuerdo con Marx, luego con Trotsky y Mao Tse Tung. Pero era partidario de las encíclicas escritas por Juan XXIII y como producto de su intensa lectura bíblica, Urquiza García aseguraba que seguía el pensamiento social de Jesucristo. Un día me dijo, que basándose en el Salmo 139 y en los escritos del poeta y filósofo latino Marco Tulio Cicerón, se autodenominaba de naturaleza espiritual Panteísta.
Algo extraño para mí es que su novelista preferido fue Franz Kafka, pues Kafka no era partidario de Marx precisamente.
Masón, luchador sindical en las tres ramas del sindicalismo (gremial, empresarial e industrial), articulista, campesino de niño, minero de joven, andariego después de todo esto, llegó al final de sus días un seis de septiembre. Jueves, como el que declaró su día preferido ya que ese día nació su único hijo; seis, como el día seis de julio cuando el nació allá por Mil Novecientos Treinta y Ocho.
Uno de los maestros que le impartió “Doctrina Social Cristiana” fue Ernesto de la Peña.
Tal vez Don Isaías Urquiza nunca se imaginó que el erudito y estudioso de la teología cristiana también moriría el mismo mes y año que él. Seguro se habría sentido muy feliz de saberse acompañado por el maestro Ernesto de la Peña.
Isaías Urquiza García no falleció. Esa es la forma en pasado del verbo “Fallecer” que es una variante del verbo “Fallar”. La noticia fue así: “Falleció Isaías Urquiza…”
No estoy de acuerdo. Él dejó de Ser. Pasó a la Eternidad, al Plano Espiritual. Pero nunca falló.
Al contrario, la muerte es el mejor de los triunfos. De hecho, el único triunfo genuino de los Humanos.